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El olivar en seto o superintensivo se ha consolidado como una alternativa técnica y económicamente viable para muchas explotaciones, especialmente por su precocidad productiva —con cosechas desde los 2,5 años— y la reducción de costes operativos gracias a la mecanización de tareas como la poda y la recolección.

Sin embargo, gran parte de los errores que comprometen la rentabilidad de estas plantaciones se cometen antes incluso de plantar el primer árbol. Basándonos en la experiencia técnica acumulada y en datos contrastados de explotaciones reales, analizamos los fallos más habituales que pueden marcar la diferencia entre un proyecto rentable y uno que no lo es.

 

Errores más frecuentes antes de plantar: lo que no se ve… pero se paga

No todos los errores tienen el mismo impacto. Algunos, como la elección incorrecta de la variedad o un mal diseño del sistema de riego, son fallos estructurales con efectos durante toda la vida útil del olivar. En cambio, otros, como ajustes en la fertilización, el riego o la poda, pueden corregirse durante el ciclo productivo. Identificarlos a tiempo es clave para minimizar su impacto.

  1. Falta de planificación desde el inicio
    Plantar sin analizar si la finca es apta para el modelo superintensivo o si la recolección mecánica será viable puede generar pérdidas irreversibles.
  2. Desconocimiento de los costes reales
    Es vital conocer los costes de implantación, mantenimiento y rentabilidad esperada. Una planificación económica sólida es el primer paso hacia una finca rentable.
  3. Escasez de mano de obra especializada
    La poda de formación requiere personal capacitado. Los errores cometidos en los primeros años son difíciles de corregir después y comprometen la productividad futura.
  4. Sobreestimación del potencial productivo
    No todas las fincas pueden alcanzar los 10.000 kg/ha. El rendimiento dependerá del suelo, el clima, la variedad y el manejo. Las expectativas deben ser realistas.
  5. Mala estimación de la vida útil del seto
    Un manejo inadecuado en los primeros años puede reducir drásticamente la longevidad del olivar. Un buen inicio asegura una explotación más duradera y rentable.

 

Estudiar el suelo y el agua: una inversión que evita errores

Antes de plantar, es fundamental realizar un análisis exhaustivo del suelo y del agua. Esta información permite:

  • Planificar las labores previas, identificar necesidades de enmiendas y diseñar un sistema de riego adecuado.
  • Detectar limitaciones como capas calcáreas, problemas de drenaje o presencia de patógenos (como Verticillium o Armillaria).
  • Elegir variedades adaptadas a condiciones específicas como salinidad, frío o sensibilidad a enfermedades.

Estos estudios previos permiten tomar decisiones técnicas acertadas y evitar costosos errores estructurales.

 

La variedad sí importa

La elección varietal debe tener en cuenta no solo el mercado (grasa o aceite), sino también el rendimiento graso, la adaptación climática y la tolerancia a enfermedades. Además, es imprescindible conocer el historial del suelo, ya que cultivos anteriores como tomate o algodón pueden dejar patógenos activos que afecten al olivar.

 

Riego sectorizado: clave para la eficiencia hídrica

La sectorización del riego permite adaptar los aportes hídricos a las características reales del suelo en cada zona de la finca. Suelos con distinta profundidad, salinidad u orografía deben manejarse de forma diferenciada. Esta estrategia mejora la eficiencia y reduce el gasto, sin comprometer el desarrollo del cultivo.

 

Manejo del agua y fertilización: menos es más

Uno de los errores más comunes es el exceso de agua y abono en los primeros años, lo que provoca un desarrollo vegetativo desequilibrado, caída de producción y mayor susceptibilidad a enfermedades como el repilo.

Además, un exceso de nitrógeno reduce la calidad del aceite, disminuyendo su estabilidad y concentración de polifenoles. La clave está en ajustar las aportaciones a las necesidades reales del cultivo, evitando sobredosificaciones innecesarias.

 

Poda: una técnica que no se puede improvisar

El uso indiscriminado del disco genera una vegetación desordenada que dificulta la entrada de luz y aire, lo cual perjudica la producción y la salud del seto. La poda debe:

  • Favorecer una estructura abierta y aireada.
  • Facilitar la recolección mecanizada.
  • Realizarse con criterio técnico, combinando intervenciones mecánicas con correcciones manuales para evitar deformaciones.

Una poda equilibrada es esencial para mantener la producción estable y alargar la vida útil del olivar.

 

Control del glifodes (Palpita unionalis): un detalle que marca la diferencia

Esta plaga ataca las puntas de los brotes y compromete la formación de ejes en los primeros años. Es fundamental realizar tratamientos periódicos durante su ciclo activo (cada 10-14 días) y evitar el uso excesivo de piretrinas, ya que pueden favorecer la aparición de plagas secundarias como la acariosis.

 

Recomendaciones finales: planifica hoy para cosechar mañana

  • Estudia a fondo las características de tu finca antes de tomar decisiones.
  • Ajusta el manejo del agua, los abonos y la poda según las condiciones reales del cultivo.
  • Inicia desde el principio una gestión fitosanitaria técnica y racional.
  • Utiliza herramientas como mapas de suelo, calicatas o sensores para tomar decisiones basadas en datos.
  • Consulta con expertos. Evitar errores desde el principio es mucho más rentable que corregirlos después.

 

Conclusión

El éxito de una plantación de olivar superintensivo no depende solo de lo que se hace durante el cultivo, sino sobre todo de lo que se decide antes de plantar. Planificar bien, ejecutar con precisión y manejar con criterio técnico es lo que garantiza una finca rentable, eficiente y sostenible en el tiempo.

 

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